Querida Cris:
Unos días después de tu cumpleaños, papá y yo tuvimos que hacer… lo que deberías haber hecho tú y tu hermano por nosotros en un futuro. Y, sin embargo, fuimos nosotros quienes tuvimos que elegir un ataúd y un nicho para ti. Mi niña, ¿cómo aceptar algo tan cruel, tan injusto y tan antinatural?
Cuando vimos el catálogo de ataúdes, todos nos parecieron horribles, no eran madera, ni color, ni forma, eran injusticia, silencio y muerte. Qué despiadado es este mundo, en el que lo más íntimo y doloroso de la vida se convierte en un negocio tan lucrativo, ¿cómo alguien puede enriquecerse mientras tu corazón se rompe? Qué crueldad que el último acto de amor se venda como si fuera una mercancía.

Al final elegimos uno claro, sin cruz, con un pequeño ramillete de flores encima, y pedimos que permaneciera cerrado. Hubiera sido insoportable verte dentro de él… ya solo imaginármelo…
Cielo, el 8 de julio de 2022 te enterramos. Tampoco describiré en exceso tu entierro; apenas recuerdo nada, estaba muy medicada. Pero recuerdo a la abuela llorando y suplicando, rota, a un Dios sordo que se la llevara a ella, y también la imagen de Gabriel, doblado por el dolor, teniendo que marcharse del brazo de papá porque ya no podía soportarlo.

Perdóname, amor…Tu cuerpo quedó encerrado en un nicho frío. Tan lejos de la luz, tan lejos de la vida que merecías. Elegí para ti un lugar al lado de un bebé de tres meses. Siempre te gustaron los bebés… Yo, ya no podré disfrutar nunca de los tuyos. Habrían sido preciosos.
Y yo, a diario, me sentía perdida, me imaginé que era como coger humo con las manos, no puedo hacer nada… no podía dejar de pensar en tu angustia, en el horror de tus últimos minutos, completamente sola. Y como siempre mi mente, mi imaginación, en un intento por comprender lo incomprensible se quedó atrapada durante días en la escena de tu atroz asesinato, me obsesioné con reconstruir cada vacío, cada detalle que no pude presenciar, y mi subconsciente, desesperado, fue imaginando todo lo sucedido…
Ya han pasado más de tres años, y cuando finalmente llegue el juicio, aunque me lo desaconsejan, iré a todas las sesiones, pues necesito saber… necesito conocer tus últimos instantes, aunque quizá terminen siendo también los míos. O tenga que salir de la sala para evitar morir de dolor.
Nada de esto tiene sentido. Nada de esto debería haber ocurrido. Todo es una herida abierta de injusticia. Han pasado más de tres años.
¡¡¡NECESITO RESPUESTAS YA Y JUSTICIA!!!

