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Se ha realizado un “juicio” con un Jurado Popular, en el cual ha quedado demostrado:
Que a pesar de que la relación había terminado en septiembre de 2021, el asesino jamás aceptó que Cristina mereciera ser feliz. Se convirtió en una sombra obsesiva: la vigilaba en redes, la acechaba, rondaba nuestra casa con una navaja (compró varias). Su rabia se cocinó a fuego lento, y llegó a reconocerlo en el juicio:

-no soportaba verla feliz-.


Para nosotros, la verdad es irrefutable: fue un crimen por necesidad de control, con el componente más oscuro de la violencia de género, perpetrado por un narcisista implacable y un psicópata que incluso pensó hacer daño a cualquier miembro de nuestra familia.


Pero durante este “juicio” todos los abusos cometidos por este monstruo habían prescrito.
Esos años son un tiempo de impunidad que se ha tragado la justicia, y que él, asistido por su defensa, utilizó para alargar este proceso más de tres largos años.

¿Por qué la justicia favorece a los asesinos?


«Los depredadores machistas pueden crecer y proliferar»
este es el mensaje terrible que se esta dando a muchas niñas en los institutos, los hombres amparados por los discursos negacionistas que cierran los ojos a la violencia de género, están protegidos por nuestras permisivas leyes.
Durante el juicio se demostró que con una crueldad sin límites el 30 de junio de 2022, sobre las cinco de la tarde, este asesino esperó a Cristina en el parque donde ella siempre paseaba a su perro, un lugar de calma convertido en escenario de horror. La atacó de forma cobarde e inesperada. Varios testigos presenciaron cómo la inmovilizó y comenzó a apuñalarla una y otra vez.


También quedó demostrado que Cristina de complexión menuda no tuvo ninguna oportunidad de defenderse de la fuerza de aquel monstruo. Ella intentó huir, buscó refugio desesperadamente en un coche que pasaba por allí, pero él la alcanzó de nuevo. La siguió apuñalando incluso cuando yacía en el suelo, desvanecida. La crueldad final fue incomprensible: se agachó para seguir asestándole cuchilladas en la espalda sin parar y a pesar de los gritos de los testigos.


Después el cobarde asesino huyó y fue detenido gracias a la inmensa valentía de una testigo que le persiguió y guio a la Policía.


A su vez, se probó con informes forenses que lo exponen con una frialdad que congela la sangre de unos padres que aún leen llorando: 42 puñaladas… Heridas en cabeza, cuello, tronco, espalda y manos. Once de ellas, en zonas vitales. Una fractura de órbita debida a un puñetazo brutal. Hemos tenido que revivir la agresión, descubrir que este monstruo asestó a Cris un puñetazo que rompió los huesos de su rostro (orbitofrontales y pómulo) y que le seccionó la vena yugular y la arteria carótida.

El daño cerebral fue irreversible. Cris murió en el hospital el 1 de julio de 2022. La medicina luchó, pero no pudo hacer nada contra tanta saña.

La Decepción de la Injusticia:
Un Jurado Popular declaró por unanimidad la culpabilidad del asesino, probando sin sombra de duda la indefensión total y el sufrimiento deliberado de mi hija.


Y sin embargo, la respuesta del sistema nos deja perplejos y desolados: una condena de 20 años.


¿Para qué sirve la voz del pueblo en un Jurado Popular si, al final, la decisión judicial impone una pena que no se corresponde con la magnitud del horror y el odio?

En el juicio se confirmó que la reacción del asesino no fue un arrebato, sino una decisión premeditada tras meses de acoso. Pese a ello, ahora soy una madre decepcionada, herida y profundamente enfadada con una justicia que parece medir los años de vida arrebatada como si fueran monedas de cambio: la sentencia incluyó un atenuante de reparación del daño por una cantidad económica. La calculadora judicial, tristemente, parece tener un peso que a unos padres nos resulta incomprensible. La pregunta nos taladra el alma: ¿cuánto cuesta matar a una mujer en este país?»

Nuestra Lucha Continúa:
No vengo solo a relatar el trauma; vengo a declarar que vamos a recurrir. No aceptamos que la vida de Cris sea devorada por la indiferencia ni por una pena que consideramos vergonzosamente insuficiente.
Esta es la lucha por su memoria: porque su vida tuvo nombre, rostro, sueños, y no será enterrada en el olvido.


Si estás leyendo esto y sientes que la justicia debe ser real y proporcional al dolor causado, te ruego que nos acompañes, difundas, dejes tu comentario, firmes, exijas…

No permitamos que la historia de Cris sea una estadística más en el frío recuento de la violencia machista.
Cada gesto de apoyo es una luz contra las tinieblas.


Por Cristina, por su recuerdo que arda y no se apague, por la justicia que se nos ha negado, y por la memoria de mi niña, NO OS PIDO UN FAVOR, OS RUEGO QUE ENTENDÁIS:
Que nuestra lucha no es solo contra el asesino que le quitó la vida a mi Cris; es contra el sistema legal patriarcal que hoy, con su sentencia, ha vuelto a apuñalarla.

Y es contra aquellos “partidos políticos” que se atreven a negar con descaro LA VIOLENCIA MACHISTA, esta violencia existe, estos partidos políticos minimizan nuestro dolor y continúan legislando desde la sombra con desigualdad, esa misma desigualdad que acabó con la vida con mi niña.
Tengo miedo, un frío helado que no se disipa con el sol ni con el paso del tiempo. Este miedo es la sombra permanente de mi niña. Si el horror que vivimos, el brutal asesinato de Cristina, no es suficiente para que las leyes y la sociedad cambien,

¿qué futuro les espera a otras niñas? ¿Qué país estamos construyendo?


Os ruego, desde el lugar más oscuro al que una madre puede ser arrojada no solo por la pérdida brutal de su hija, sino también por la traición de la justicia que ampara al asesino con una pena irrisoria, que no dejemos que el machismo nos gane la partida.


La Guerra es Clara: No es de mujeres contra hombres es la Humanidad Unida contra la Ideología Machista que Asesina.


Os imploro que no apoyéis a quienes, bajo la bandera de la supuesta «neutralidad» o la política de siempre, buscan cercenar los derechos y la protección de nuestras hijas, destroza a nuestras hermanas, silencia a nuestras madres y borra a nuestras abuelas y amigas.

¡Basta ya!
Es un acto de cobardía política: observamos con profundo dolor cómo presuntos aliados ignoran nuestra causa. Pero la peor ofensa es la de aquellos que hacen caja con el machismo, acogiendo a negacionistas y perpetuadores. Ellos son responsables de extender la misma ideología que destrozó a mi familia y se llevó la vida de Cristina.


No permitáis que la muerte de Cristina sea un número más. Que cada decisión, y especialmente cada voto, se convierta en un escudo firme, en una ley más dura contra el agresor, en una protección real y efectiva, y no en un aplauso tácito a la impunidad machista.


¡Por Cristina, para que ninguna madre más tenga que cargar con este vacío atroz!

Por una vida brillante que le fue arrebatada antes de tiempo y por la justicia que, aunque amarga, es el único consuelo que nos queda frente a la brutalidad del machismo.
Mayte (madre de Cristina)

42 puñaladas = 20 años de condena.
Un precio ridículo por aniquilar la vida y el futuro de Cris.
Y lo más atroz: el historial de abusos y violaciones que NUNCA se juzgaron, ¿la razón? ¡Prescripción!


El sistema judicial da la espalda a las víctimas. Menudo mensaje para machistas y narcisistas.