Querida Cris:
Después de años, tras conocer más detalles a través de nuestros abogados, comprendí que los huecos que mi mente había rellenado para dar sentido a aquellos minutos de tu muerte eran apenas un susurro frente a la crudeza real. Lo que imaginé era terrible, sí… pero lo que sucedió fue infinitamente más atroz. No puedo contarlo, no puedo ponerlo en palabras… es un horror que espero encuentre por fin justicia.
Te extraño, mi Cris, en cada latido, en cada pensamiento, en cada respiración. La tristeza me devora, pero dentro de mí conservaré siempre la luz de lo que fuiste, de lo que me enseñaste sobre el amor, sobre la fuerza y la ternura. Esa luz es mi único refugio mientras intento sobrevivir a este dolor que nunca debió existir.
Siempre guardaré en mí el recuerdo de tu olor fundiéndose con el mío en esos largos abrazos, tan llenos de cariño, donde el tiempo parecía detenerse. Y conservaré para siempre en mi mente aquellas charlas infinitas, tumbadas en la cama, cuando todo cobraba sentido y el mundo quedaba lejos, como si solo existiéramos tú y yo… como en esas preciosas escenas de películas en las que el plano se centra en los protagonistas y el fondo se va diluyendo, solo nosotras suspendidas en el universo.

Hoy he decidido hacer una pausa, descansar de estas cartas que te escribo. Pero no es una despedida, es un respiro para reunir fuerzas. Es un alto para fortificarme en la dura batalla de exigir la justicia que mereces… Esto no ha terminado, solo acaba de empezar… Y todo el peso de la ley caerá sobre quien te lo quitó todo.
Cris, cariño, te prometo que tu nombre perdurará eternamente, mi voz será siempre tu grito, y lucharé sin descanso hasta que tu verdad se transforme por fin en justicia.
Gracias a todos por acompañarme en este blog y por mantener viva la memoria de Cristina. No puedo revelar todo lo que guardo en mi cuaderno del alma… al menos, no hasta que se haga justicia. Pero sigo escribiendo, y algún día ese libro verá la luz, para honrar a mi niña y ofrecer un abrazo de palabras a otras madres que, como yo, llevan consigo una pérdida tan inmensa.
Continuará…
